Papa Francisco, saludamos su venida a nuestra América Latina en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud ; sin lugar a dudas desde su llegada al Papado, se han dado importantes reformas, cambios y renuncias que vislumbran transformaciones al interior del Vaticano.
Como Jóvenes de la Red Latinoamericana de Católicas por el Derecho a Decidir, aprovechamos esta oportunidad para expresarle algunas preocupaciones, propuestas de cambio y renuncias que consideramos necesarias para la construcción de un iglesia verdaderamente incluyente, respetuosa y garante de la justicia social, el amor y el evangelio de Jesús.
Lo recibe una región que sufre la vulneración sistemática a los derechos humanos, expresada a través de las desigualdades, pobreza, desempleo, violencia, trata de mujeres, migración, discriminación, narcotráfico, inseguridad, entre otras problemáticas. Pese a la grave situación, América Latina vive tiempos de cambios, que son el resultado de las luchas de diversos movimientos que buscan las condiciones para garantizar una vida digna.
Vemos su presencia en esta región como una oportunidad de mirar hacia la juventud y realmente esperamos que nuestras exigencias y necesidades sean escuchadas, ya que no queremos seguir sintiendo lejana y ausente a la jerarquía católica, por el contrario, queremos que nos acompañe, nos guie, nos apoye, respete nuestras decisiones y sea cercana a nuestras realidades y contextos.
Las juventudes católicas queremos una iglesia que:
· Renuncie a mantener sus posturas condenatorias respecto a la sexualidad y a la reproducción, ya que éstas no están acordes a nuestras realidades, vulneran, niegan, cercenan y nos arrojan a un abismo de incertidumbres, silencios, preguntas sin respuestas, enfermedades e infinidad de riesgos.
· Defienda la primacía de la conciencia y que reconozca nuestra capacidad y autonomía para tomar decisiones morales, plenas y seguras sobre nuestros cuerpos, nuestra sexualidad y nuestra reproducción.
· Cambie su radical postura respecto al uso del condón, ya que nos genera daños irreparables, nos hace vulnerables a la transmisión de infecciones sexuales, incluyendo el VIH-SIDA, nos quita la posibilidad de seguir construyendo nuestro plan de vida y nos expone a embarazos no deseados que resultan muchas veces en abortos clandestinos inseguros.
· Respete a los y las jóvenes que deciden utilizar métodos anticonceptivos, como símbolo de una sexualidad segura y protegida.
· Respete a las mujeres y los hombres jóvenes que han optado por vivir su sexualidad o por decidir interrumpir un embarazo.
· Respete la autonomía y soberanía de los Estados a la hora de legislar y tomar decisiones que se vean derivadas en toda la ciudadanía.
· No interfiera en las conferencias y espacios en los que se debaten los derechos de la población mundial.
· Recupere la propuesta ética del cristianismo católico que tiene como principio la no-discriminación de todo ser humano, ya que las mujeres y los hombres somos iguales en esta comunidad.[i]
· Retome las raíces cristianas, le apueste a la justicia social, al diálogo, a la dignidad humana, a la solidaridad y al respeto por la diversidad.
Queremos que la jerarquía católica nos incluya, nos escuche y nos permita seguir construyendo nuestra iglesia. Y finalmente, lo invitamos a “pasar a la historia” por ser un Papa reflexivo, solidario, comprometido, cercano a las realidades de las y los jóvenes, incluyente y respetuoso de las diferencias, la diversidad y las libertades de todas y todos.
Jóvenes de la Red Latinoamericana de Católicas por el derecho a Decidir
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Imagen : ccdcolombia.org